domingo, enero 01, 2012

Tres inteligencias que nos humanizan

Inteligencia Lingüística: supone la habilidad para utilizar la estructura del lenguaje y sus contenidos con una determinada habilidad o maestría, tanto en la expresión hablada como escrita.

Inteligencia intrapersonal: supone la habilidad de controlar y graduar nuestras emociones, también  implica la capacidad para desarrollar el conocimiento y consciencia de sí mismo en pos de una armonía personal creciente.

Inteligencia Interpersonal: supone la habilidad para percibir e interpretar los estados de ánimo de otros y su necesidades, a la par que saber cómo relacionarse exitosamente con los demás.

En sus inicios el lenguaje incipiente cumplirá funciones elementales de comunicación y sobrevivencia, sólo en la medida que nos adentramos en la cultura, el pensamiento y el uso del lenguaje se convierten en las herramientas fundamentales para arribar a la humanización, en tanto que la regulación y consciencia de las emociones, así como el establecimiento de relaciones interpersonales exitosas dependen de las capacidades expresivas e introspectivas del lenguaje.

Por tanto el arte de cultivar el lenguaje y de enriquecer cada día la extensión y profundidad del mismo, es una alternativa real para hacernos progresivamente más hábiles para responder acertadamente a situaciones de intercambio con los otros y con nosotros mismos. Las destrezas del pensamiento para convertir en lenguaje los procesos biológicos y neuronales asociados a las emociones, nos diferencian de la vida natural de los animales, más debemos ser conscientes que pese a los logros del lenguaje en la construcción de las culturas todavía nos falta un largo proceso evolutivo como especie que nos acerque a ser mejores humanos; aún las manifestaciones de la violencia ejercida por personas sobre otras personas son indicativas de que el estadio de evolución en el que nos encontramos hoy, es bastante primitivo en términos de la regulación de la ira y de la agresión; por ahora somos animales tecnológicos. ¡Hay mucho que hacer! no podemos darnos por satisfechos de ninguna manera.